¿Por qué en El Salvador no hay pena de muerte?

Hoy en día es muy común escuchar a nivel de medios de comunicación internacionales que El Salvador es considerado como uno de los países más violentos del continente americano y del mundo, de hecho en los primeros días del 2016 se estima que diariamente más de 20 personas pierden la vida de manera violenta.

Es aquí donde muchos salvadoreños se preguntan por qué en El Salvador no hay pena de muerte.

Bien, resulta que el tema de la pena de muerte en El Salvador es un tema muy discutido y que tiene diversas opiniones encontradas, ya que por un lado están quienes están a favor de que esta medida entre en vigencia para reducir los índices de violencia en el país y por otro lado se encuentran quienes están en contra de esta medida porque viola uno de los derechos fundamentales de los seres humanos como es la vida.

¿Por qué en El Salvador no hay pena de muerte?

Más allá de este interminable debate resulta interesante conocer algunas razones por las que en El Salvador no hay pena de muerte.

¿Alguna vez ha existido la pena de muerte en El Salvador?

La respuesta es, SI. La pena de muerte en El Salvador estuvo vigente desde 1881 hasta 1983 para delitos comunes y graves entre los cuales pueden mencionarse homicidios o parricidios (delito que consiste en matar a un familiar, en especial al padre, a la madre, a un hijo o al cónyuge). La última ejecución fue en el año de 1973.

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Sin embargo, paralelamente se contempla la pena de muerte para delitos militares desde 1886 hasta la fecha.

Estos delitos incluyen principalmente «traición a la patria» cuando el país estuviera en guerra con otros países (guerra internacional). Actualmente esto se contempla en la Constitución Política de la República de El Salvador (1983), en el artículo 27 que dice:

«Sólo podrá imponerse la pena de muerte en los casos previstos por las leyes militares durante el estado de guerra internacional».

Sin embargo la Constitución no contempla la aplicación de la pena de muerte, ni la pena de por vida en prisión (cadena perpetua) para graves delitos. De hecho la pena máxima por delitos graves es de 35 años de cárcel.

¿Qué impide que pueda aplicarse?

Para que una ley o reforma sea aplicada en el país primero debe enviarse una pieza de correspondencia a la Asamblea Legislativa. Posteriormente estas ideas deben pasar por una discusión primero en la comisión de seguridad pública y combate a la narcoactividad.

Después del estudio y análisis de la reforma, si hay un dictamen favorable, la propuesta ingresa al pleno para su aprobación.

Pero por ser esta reforma algo que modificaría la Constitución, se necesita que al menos 10 diputados presenten la moción y de llegar a ser discutida en el pleno, podría aprobarse con un mínimo de 56 votos, por la legislatura actual y por la siguiente.

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Algunas opiniones contrastadas también mencionan que para aplicarla antes debería de haber una reestructuración y depuración en el sistema judicial, ya que podrían ser condenadas personas inocentes, como ha sucedido en el pasado.

Más allá del tema nacional también es necesario ver la parte internacional, ya que El Salvador ha firmado diversos tratados internacionales que están en contra de la pena de muerte como por ejemplo el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI) y el Protocolo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el cual establece que «no se ejecutará a ninguna persona sometida a la jurisdicción de un Estado que forme parte de dicha estructura».

¿Sería una solución al problema de la violencia?

En el continente americano la pena de muerte se encuentra vigente en países como Estados Unidos, Cuba, Guatemala, Bahamas, Guyana, Jamaica, Trinidad y Tobago y otras pequeñas islas de las Antillas. Pero en la mayoría de casos no ha demostrado ser una medida efectiva para detener la violencia.

Algunas organizaciones sociales de El Salvador, incluyendo las iglesias, proponen que en lugar de ello sería mejor establecer un control de armas y educar para aprender a respetar la vida, a tolerar y a buscar la paz ante todo, ya que la violencia solo genera más violencia.

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