Historia de la Alcaldía Municipal de Santa Ana
En 1871 se tomo la iniciativa de construir el Palacio Municipal de esta ciudad. Los esfuerzos para que esto se hiciera realidad, extendieron hasta el siguiente año. Pero fue hasta 1874 que se concreto el hecho, con la colocación de las primeras piedras. El valor total de esta obra maestra ascendió a 130 mil pesos. Los trabajadores municipales de ese entonces donaron sus sueldos.
Joaquín Pérez se inmortalizo como el arquitecto encargado de darle vida a este monumento, que hoy es considerado como patrimonio cultural de El Salvador. Luego en 1880, el Palacio es utilizado como cuartel quedando dentro de este las oficinas del Alcalde y el Gobernador Departamental. El resto de dependencias funcionaban en casas alquiladas por la comuna de esa época.
Una de la joyas arquitectónicas que distinguen al centro de la metrópoli occidental, lo constituyen el Palacio Municipal de Santa Ana; monumento que unido al Teatro santaneco y a la imponente catedral, constituyen a esta hermosa ciudad en una de las más atractivas de El Salvador. Esta singular joya, se encuentra ubicada en el corazón de la ciudad, entre la Avenida Independencia y Calle Libertad.
Su edificación fue iniciada en el mes de mayo de 1874, por gestiones de la municipalidad, quienes adoptaron el plano prestados por el Ing. Arbizú y dirigidos los trabajos por el maestro Joaquín Pérez.
Esta obra, según datos históricos, vino a sustituir a la antigua casa mu- nicipal de tipo colonial, la cual fue destruida e incendiada, por lo cual el Concejo Municipal de ese entonces, se vio en la necesidad de alquilar otro local para realizar sus gestiones edilicias. Estas funciones se vieron en dificultades por la falta de documentos que fueron quemados por los antisociales de la época.
Al presentarse esa dificultad las autoridades locales comenzaron a movilizarse y gestionar la ayuda al Gobierno central, y a la ciudadanía santaneca, quienes respondieron positivamente a la causa. Prueba de ello, los empleados municipales, proporcionaron los sueldos retrasados en favor de la obra.
La municipalidad de 1878, decidió la construcción de un portón principal y una torre de madera, con lo cual se inició la prolongación central del edificio, gracias a la ayuda que proporcionó el Gobierno Central. En esta oportunidad, el gobernador tomó la parte baja del edificio para el cuartel y la municipalidad se resistió ante dicha acción, pero al final se vio obligada a ceder el lugar.
Al llegar a los años 1883, el Gobierno acordó dar un subsidio, para luego dar por finalizado los trabajos que se iniciaron en 1874 y se embelleció el Palacio con la ubicación de estatuas y un escudo en el frontispicio. Al arribar al año de 1890, nuevamente el palacio fue ocupado como cuartel, quedando allí solamente las oficinas de Gobierno y Alcaldía. Según apuntes, en 1892, se construyó el pórtico de hierro sustituyendo el de madera.
En el año de 1902, se reparó el edificio y se realizaron nuevos trabajos. Al llegar al año de 1927, se reparó el edificio y se realizaron nuevos trabajos. Fue este año, que se construyó toda la parte occidental, bajo la administración municipal de la época. Luego en el año de 1938, se volvió a reparar el edificio y la torre del reloj, además se preparó un salón especial para jurados. En ese entonces, el alcalde, Miguel Angel Valencia, puso a trabajar el reloj que en años anteriores se había arruinado; esta obra fue recibida con agrado por parte de la ciudadanía.
Este hermoso Palacio, que ocupa una superficie de 3 mil 271 metros cuadrados y dos niveles, que sirven para la dependencias del gobierno mu- nicipal y otras de servicio a la comunidad.
Este monumento histórico santaneco, recientemente fue pintado en toda su estructura, pero aún le falta mucha mano de obra para lograr su restauración total, pues su interior luce un tanto deteriorado. El piso necesita una pronta reparación y así otros detalles necesarios para consolidar esta majestuosa joya arquitectónica de la ciudad morena, que es considerada como una de las mejores en su clase, a nivel nacional.