Cómo eran los primeros Salvadoreños
Nadie sabe ciertamente cuando aparecieron los primeros hombres en el territorio salvadoreño. Las hipótesis más aceptadas creen que hace aproximadamente unos 10,000 años llegaron a nuestro país, desde el norte del continente, cazadores de origen asiático que generaciones atrás habían llegado desde Asia hasta América por la ruta de Alaska.
En su continua búsqueda de caza fresca y la recolección de alimentos de origen vegetal, estos nómadas deben haberse dado cuenta de las grandes cualidades que tenia esta tierra.
Su exhuberante vegetación debió ser de las mejores del mundo, un clima verdaderamente ideal, agua abundante, y por lo tanto, una enorme cantidad de animales para la caza. Su naturaleza eminentemente volcánica era en gran parte la causa de la magnificencia de este suelo y será también causa de grandes tragedias para sus habitantes.
Estas pequeñas agrupaciones de hombres, compuestas por varias familias emparentadas entre sí, se unían para ayudarse mutuamente y facilitarse de esa manera su azarosa vida.
Ya los primitivos Salvadoreños que existieran nos dejaron vestigios que se encuentran a lo largo de todo El Salvador, como primitivas puntas de flechas, restos de sus fogatas donde cocinaban sus alimentos y se calentaron quizá del frío de la noche. Particularmente se encuentran estas evidencias en las cuevas naturales que tanto abundan en nuestra accidentada geografía.
Miles de años mas adelante, estos grupos numerosos y un tanto más civilizados, se comienzan a darse las primeras manifestaciones de arte en El Salvador. El hombre pinta en las cuevas y nace el llamado arte rupestre en El Salvador.
Magníficos ejemplos de este remoto período son las pinturas de tres colores (negro, marrón y amarillo) de las cuevas de oriente en el Departamento de Morazán, y otras grabaciones en la misma roca que son consideradas como excepcionales por los arqueólogos y que lamentablemente han sido muy dañadas en los últimos tiempos (increíble, por miles de años se guardaron prodigiosamente bien y en los últimos decenios, en plena civilización ya casi llegando al siglo XXI, los habitantes les hemos creado mas daño que el mismo tiempo).
La decoración de la gruta de oriente incluye figuras humanas, manos, figuras humanas con apariencia de aves que significan quizá un ritual de la caza.
Pero en El Salvador no solamente existen de este período las cuevas de oriente, hay muchísimas otras en varios departamentos. Además, sobre todo a la orilla de ríos y lagos, se encuentran piedras toscamente labradas, probablemente también con fines religiosos.
Conforme avanza el tiempo, así se mejora y perfecciona cada vez más el trabajo en piedra de nuestros antepasados, llegando en la etapa ya de plena civilización indígena a sorprendentes obras de arte talladas en piedra.
Ya en la etapa de plena civilización, cuando el hombre pasó de la etapa nómada, en la que no cultivaba todavía la tierra y su vida era un continuo movimiento en busca de las mejores cotas de caza, en el pequeño territorio salvadoreño, estuvieron juntas las tres culturas más notables de toda el área mesoamericana: la Olmeca, la Maya y la Tolteca representada por la rama llamada Pipil que se afincó en nuestro suelo.