Maíz: El alimento de los dioses
El maíz era considerado por los indígenas de México y Centro América como la planta sagrada, el teocinte o «maíz de los dioses» es el eje del que deriva el maíz actual, la principal fuente de alimentación de nuestros pueblos, ligado a aspectos mágicos y mitológicos.
El Popol-Vuh nos habla de su origen y de la creación del hombre. Los quichés poseen en su historia las más fieles representaciones sobre el hallazgo del maíz.
El libro sagrado de los mayas describe el proceso evolutivo del maíz en la edad matriarcal hasta que llega a adquirir formas más o menos semejantes a las que tiene ahora, con mazorcas y granos perfectamente desarrollados.
En aquel tiempo los hombres rozaban el monte y las mujeres sembraban y cosechaban en pequeña escala, guiándose por el calendario lunar. La tradición atribuye a Ixmucané el nacimiento del maíz, por lo que se llama «la abuela del maíz». Se convierte así en el típico exponente de la cultura maya-quiché-nahua.
«El Popol-Vuh especifica que el primer tipo de alimento elaborado a base de maíz fue en forma de líquido. Aún no se elaboraban las tortillas, lo que confirma que el uso del comal de barro pertenece a una época relativamente reciente.
Además tenemos la particularidad lingüística de que no existe una palabra original para designar tortilla, y sin duda fue una incorporación posterior. Los pueblos desprendidos del tronco cultural común en época temprana -como los de cultura andina- consumen aún el maíz en forma líquida -los atoles, el chilate-, y en muchos lugares el comal es desconocido.
Todo indica que en Mesoamérica la fuente nutricional de vida fue el maíz, todas las teorías científicas retornan a la leyenda matriarcal de Ixmucané», manifiesta la escritora Matilde Elena López.
De los granos blancos y amarillos del teocinte (del náhuat, teut: dios, sagrado, divino, y cinti: mata o tallo de maíz), los dioses harían las carnes, los huesos y la sangre de las primeras criaturas humanas, las cuales -según el Popol-Vuh- respondían a los nombres de Balam-Quitzé, Balam-Acab, Maucutah e Iqui-Balam.
Mientras en el Antiguo Continente la flora ofreció al hombre del mesolítico granos silvestres como el trigo, la cebada, el centeno, la avena y el arroz, el Nuevo Continente proporcionó al hombre prehistórico un cereal ligado a creencias mágicas de los pueblos precolombinos.
El maíz o «Zea Mays», con cinco o seis variedades, según una de las hipótesis más antiguas y divulgadas, es que surgió por domesticación del teocinte o «euchalaena» mexicana, señalado como una planta sagrada.